José Blanco Novo, EAR-28, X-EAR28, EA4BQ (1891-1971)
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José Blanco Novo nació el 24 de octubre de 1891 en Ferrol (A Coruña), siendo hijo de Aurora Novo García y José Blanco Díaz, capitán de Infantería de Marina que falleció cuando este tenía tan sólo cinco años.
Blanco Novo realizó sus estudios de primera y segunda enseñanza en Ferrol y en febrero de 1909 ingresaba como soldado voluntario en el Cuerpo de Infantería de Marina con base en la misma localidad.
Después de superar los ejercicios de acceso a la Academia de Infantería de Toledo, ingresó en la misma en septiembre de 1910 donde se inició a la radioafición. En ese año realizaba su primer DX a una distancia de entre diez y doce metros.
Durante sus años de estudio en la Academia de Toledo, Blanco Novo coincidió con otra figura destacada de la radioafición gallega, Ángel Pereira Renda, EA1P, EA1BS.
Tras finalizar su formación militar, Blanco Novo participó en la Guerra del Rif estando destacado en la zona de Melilla, en la que permaneció los siguientes tres años y en los que su receptor de galena le acompañaba a todas partes. Con él escuchaba las señales horarias que emitía la Torre Eiffel dede París.
En 1916 José Blanco Novo regresó a la península, ingresando entonces en el Cuerpo de la Guardia Civil. Su primer destino fue la Comandancia de La Coruña.
En 1918 se hizo merecedor de la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia con distintivo morado y negro por su destacada labor humanitaria en el transcurso de la epidemia tífica declarada en Lira (Carnota), en la que puso en riesgo su vida por ayudar a los demás.
En ese mismo año se casó con María de los Dolores Martínez Laverón, con la que tendría dos hijas.
En Vilagarcía de Arousa, al mando de cuya Compañía fue destinado en octubre de 1922 tras su ascenso a Capitán, tuvo ocasión de realizar ensayos de comunicación radiotelegráfica empleando un sencillo transmisor de chispa. Con él efectuaba frecuentemente QSO’s con buques que pasaban frente a la costa a 20 o 30 millas de distancia (unos 40 o 50 km).
En 1924, año en que se legalizó la radioafición en España, Blanco Novo fue destinado a Santiago de Compostela, donde construyó una estación emisora de broadcasting o radiodifusión, poniendo en el aire conciertos que pudieron ser escuchados en toda la población, entre los que cabe citar los solos de violín interpretados por Sotero Barrón, Premio Sarasate del Conservatorio Nacional en 1920 y que en esa época dirigía un cuarteto conformado además de él, por el violinista segundo Justo Nieto, el pianista Luis Abeigón y el violoncello Benigno SanMartín. También se emitían interpretaciones de gaitas gallegas y discursos pronunciados por destacadas personalidades de la sociedad compostelana, como Mariano Álvarez Zurimendi, Catedrático de la Facultad de Ciencias y cómplice de Blanco Novo en gratas experiencias radioeléctricas nocturnas. Zurimendi fue un gran radioaficionado, llegando a tener instalada, en su gabinete de la Universidad, una completa estación receptora y transmisora experimental.
Tras su frustración por el corto alcance conseguido en onda larga, donde los requerimientos de potencia empleada eran mayores, Blanco Novo decidió pasarse a la onda corta, por debajo de los 100 metros, lo cual le reportaría grandes satisfacciones.
En estos años Blanco Novo realizó un gran número de conferencias, demostraciones y colaboraciones en la prensa sobre la radio, estrechando amistad con personalidades destacadas del mundo de la cultura y la universidad.
En abril de 1926 Blanco Novo obtuvo la licencia para su estación de aficionado a la radio emisión con el distintivo de llamada EAR-28, convirtiéndose así en el primer radioaficionado gallego en lograrlo. Su estación transmitía en QRP con tan solo cinco vatios de potencia y una antena unificar de 70 metros de longitud con toma de tierra natural.
EAR-28. Boletín EAR nº 12 |
Un mes después, Blanco Novo fue designado delegado de la segunda región de la Asociación Españoles Aficionados a la Radiotécnica, primera asociación española de radioemisores. El ámbito de responsabilidad de EAR-28 abarcaba Galicia, Asturias, León, Zamora y Salamanca.
En el primer Concurso de Transmisión de la Historia de la radioafición española organizado por la E.A.R., y que tuvo lugar entre octubre de 1926 y junio de 1927, EAR-28 obtuvo la medalla de oro, compartiendo el primer puesto con Jenaro Ruiz Arcaute, EAR-6, de Tolosa, que recibió el mismo premio al empatar ambos en puntos.
En la siguiente QSL enviada a José Romero Sánchez, EAR-C6 (provisional), EAR-61, EA3AL, Blanco Novo le comenta:
"Dear OM: En cuanto V. me avise, intentaremos y obtendremos QSO, ¿verdad?. Mi emisor es Mesny, lámparas E4N con 1.000 voltios CA. en el número 12 de EAR encontrará todo el detalle y si quiere alguno más, no tiene más que pedírmelo. Voy a variar la alimentación poniendo una dinamo de 1.500 V. pues hay días que los americanos me dicen que por el QRN leen mal los signos no obstante ser R-7. Le abraza. Blanco."
Colección EA1CIU |
Colección EA1CIU |
Lámpara de emisión E4N |
En diciembre de 1927, tras instalar una estación radiotelegráfica en su automóvil particular Ford T, se desplazó a Madrid con objeto de mostrar la utilidad de la radio al Director General de la Guardia Civil que le había mandado llamar. En este viaje Blanco Novo fue realizando comunicados bilaterales con España y el extranjero empleando el indicativo XEAR-28, convirtiéndose así en la primera estación radio móvil de aficionado española. Hay que mencionar que la X era la letra distintiva empleada entonces por las estaciones móviles marítimas.
En el segundo Concurso de Transmisión de EAR celebrado entre abril y junio de 1928, Blanco Novo obtuvo el primer puesto, ganado la medalla de oro, esta vez en solitario al imponerse claramente sobre el resto de participantes. En el transcurso del plazo de este Concurso, EAR-28 efectuó el primer comunicado bilateral entre España y Cuba. Blanco Novo realizó un total de 63 QSO’s con radioaficionados de cinco países: Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Cuba.
En 1928 el Capitán Blanco Novo, tras convencer de la utilidad de la radio a sus superiores, fundó el Cuerpo de Transmisiones de la Guardia Civil con las primeras cuatro estaciones que lo conformaron entonces, siendo estas, las de Santiago de Compostela, A Coruña, Madrid y la automóvil instalada en un vehículo marca Hispano-Suiza que personalmente llevó a Madrid, lugar donde iba a prestar servicio, en octubre de ese año y con ocasión de la inauguración de la primera Estación Central de Radio de la Benemérita en octubre de ese año.
Como consecuencia de la selección efectuada, el 24 de enero de 1929 se dio la orden para que se incorporaran a Santiago de Compostela los 30 miembros del Cuerpo que iban a participar en el curso de operadores del servicio radiotelegráfico que impartiría Blanco Novo en la academia que abriría en breve. En los últimos días de enero de 1929, los siguientes efectivos fueron llegando a la ciudad del Apóstol:
Barcelona, José Torres Ramos y Federico García Gasca; Sevilla, Felipe Pereda Iñiguez y Antonio Pérez Pastor; Valencia, Samuel Martín Soriano y José Moraguez Chillida; Zaragoza, Félix Sanz Arnedo y César Aznar Gallego; Granada, José Torreblanca Fajardo y Salvador Camas López; Valladolid, Hipólito Sahagún Ureña y Diego Hernández Segura; Oviedo, Ángel López Rojas y Ángel Sánchez Vega; Burgos, Ricardo de Miguel Alonso, Julián Olalla Fernández y Fermín Arnaiz Núñez; Guipúzcoa, Gerardo Jiménez Sánchez y Jacinto Ramón Rodríguez Borlado; Cádiz, Elisardo Cuiñas Liras y Ricardo Lacour Cabarrús; Cordoba, Lorenzo Gómez Benítez; Pontevedra, Juan Martínez Álvarez y Agustín Martín Calles; Santander, Lorenzo Martín Guillén y Antonio Castillo Martínez; Bilbao, Braulio Expósito Antolín y Jesús Fernández Gómez; Ceuta, José Cabezali Paniagua y Manuel Díaz Martínez.
El Capitán Blanco Novo se dirigió al alcalde de Santiago de Compostela para solicitar albergue para sus alumnos. Días después la prensa local informaba de que en el ex-Convento de San Agustín se efectuaban obras para instalar allí la escuela del hospitalillo y alojar a los guardia civiles que se instruían con Blanco Novo. La academia comenzó sus clases el 12 de febrero, día en el que le fue concedida a Blanco Novo la Medalla de la Paz de Marruecos por su participación en la Guerra del Rif.
Para auxiliar al capitán Blanco Novo, que actuó como director del curso, fue concentrado en Santiago el guardia, segundo radiotelegrafista de la estación Central del Parque de Máquinas de Locomoción, Santiago Gromaz Pena.
Una Real Orden de 2 de julio de 1929 estableció el Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil creando la red de estaciones de dicho Cuerpo. El Ministerio de la Gobernación, teniendo en cuenta que el objetivo de la red era disponer de comunicaciones rápidas entre la Dirección General y las diversas comandancias y de éstas entre sí; que el proyecto fuera concebido, y el material adquirido antes de la publicación de la Orden de 7 de febrero, así como que el objetivo perseguido era comprobar su utilidad, se aprobaban las instalaciones de las cuatro estaciones experimentales. Por otro lado, puesto que se garantizaba la no perturbación a otras estaciones ya legalmente establecidas, quedaba también autorizada la instalación prevista de las 15 estaciones en las comandancias para las cuales se había hecho la propuesta. Tras ser concedida la autorización para ampliar la red, se solicitaron, a través del Ministerio de la Gobernación, los preceptivos indicativos para las 19 estaciones existentes o previstas (las cuatro experimentales en funcionamiento y las 15 propuestas), que fueron adjudicados por la Dirección General de Comunicaciones el 27 de julio del mismo 1929.
Vida Gallega publicó en diciembre de 1929 un artículo firmado por su director, Jaime Solá Mestre, en el que este cuenta la visita que efectuó a la Escuela de Blanco Novo, donde pudo ver un número de entre 18 y 24 guardias jóvenes, en actitud de estudio, que se formaban para ser operadores de radio.
Así se refiere a ellos Solá, al comienzo de su artículo: «Desde hace ya bastantes meses circulan por las ruas satiaguesas unos guardia-civiles jovencitos, muy bien trajeados, que parece que fueran el elemento intelectual y universitario del Cuerpo Benemérito […] son los alumnos de radiotelefonía del capitán Blanco Novo […]».
El periodista, que llegó a ver la estación que los alumnos utilizaban para sus prácticas, describió como eran el receptor y el transmisor que se encontraban al fondo del zaguán: «[...] Delante de una mesa, negra, de ébano sin duda; de una mesa que se remataba, como si fuese el dosel de su tablero, en un friso que tenía, en letras de resalte, las iniciales del Cuerpo benemérito, un par de guardias, puestos los auriculares, esperaban la misteriosa voz —en signos de morse— que había de llegar de la distancia. Otro guardia, en pie, parecía ser el instructor. Sobre la mesa estaba el aparato. Era una caja grande, con su frontis de ebonita, y los mandos como en los receptores de radio que todos conocemos. Difería este de ellos en que en todo él era mayor. Cerca de esta mesa, que constituía un bello mueble, había otro artilugio. No era una radio. Era como una alta caja negra de metal, por debajo de la cual creo que salían unos cables. Sin duda se trataba del aparato transmisor.[...]».
Ante la ausencia del Capitán Blanco Novo, el periodista se entrevistó con uno de los guardias, quien le comentó que hablaban hasta con Nueva Zelanda.
Refiere en el artículo, Jaime Solá, que la escuela estaba situada en los números 9 y 12 de la calle que baja hacia la Colegiata del Sar, correspondiéndose esta descripción con dos edificios situados en la calle Patio de Madres, uno de ellos, el del número 12, contiguo a la vivienda de José Blanco Novo, ubicada en el 13, donde tenía instalada su estación de radioaficionado, EAR-28. Estos tres edificios se conservan en la actualidad prácticamente como eran entonces, aunque restaurados y algo reformados.
El 11 de octubre de 1929 finalizaba el curso de operadores de las estaciones radiotelegráficas de la Guardia Civil impartido por Blanco Novo en Santiago de Compostela. Aunque esta fue la fecha oficial de clausura, algunos asistentes lo abandonaron antes para hacerse cargo de las estaciones que se instalaron en el transcurso del mismo.
En 1932 Blanco Novo abandonaba Galicia al ser nombrado Jefe del Taller Escuela de Artes Gráficas de la Guardia Civil en Madrid, del que dependía el servicio de radio del Cuerpo.
En 1934 EAR-28 fue nombrado Jefe del Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil cuya red de emisoras seguía creciendo y adquiriendo relevancia en la eficacia de la institución.
En 1936 se celebró la segunda edición de la Vuelta Ciclista a España que contó, por primera vez en la Historia, con el apoyo de la radio en la organización y desarrollo de dicha prueba, servicio que fue prestado por la unidad de la Guardia Civil fundada por Blanco Novo.
Momentos difíciles se produjeron a continuación. Una Guerra Civil que enfrentó a hermanos, padres e hijos y amigos, destrozando sus vidas para siempre, tuvo sus efectos devastadores también en el mundo de la radioafición, que no se recuperó hasta muchos años después del fin del conflicto.
Tras el golpe de Estado de julio de 1936 contra el gobierno legítimo de la República, Blanco Novo envió un despacho radiotelegráfico a Valladolid, cuartel general de los sublevados, en el que manifestaba su adhesión y la de sus subordinados al mismo. Durante el mes siguiente se dedicó a pasar por radio al otro bando información con el empleo de un código secreto ideado por él, hasta que fue arrestado por levantar sospechas de colaboración con el enemigo, y no encontrando pruebas de ello, fue recluido en la Cárcel militar de Guadalajara durante dos meses, tras los cuales, puesto en libertad y advertido por sus amistades que iba a ser nuevamente detenido por una comisión depuradora del Cuerpo con intención de ejecutarlo, consiguió huir y refugiarse en la embajada de Paraguay, para luego salir del país con ayuda del Cuerpo Diplomático a bordo del buque hospital británico Maine que zarpó desde Valencia con destino a Marsella. Desde Francia, Blanco Novo logró entrar de nuevo en España por Irún para presentarse en Fuenterrabia y luego viajar desde allí a Valladolid donde se puso a disposición de las autoridades militares del llamado bando nacional. Allí consiguió reunirse con su esposa e hijas y tras ser encausado y sufrir Consejo de Guerra como proveniente de zona enemiga, fue restituido en su puesto en la Guardia Civil y encargado del Orden Público en Palencia. Al poco tiempo fallecía su esposa tras una breve y penosa enfermedad.
Tras la finalización de la guerra, Blanco Novo fue confirmado como Jefe del Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil, puesto que abandonó para hacerse cargo del orden público en Oviedo.
En 1945 fue autorizado a usar sobre su uniforme el distintivo de radiotelegrafista por haber sido el fundador de este servicio en la G.C.
En 1947 fue ascendido a Coronel y tres años después obtuvo el título de Practicante por la Universidad de Valladolid.
En esos años escribió varios artículos científicos en revistas especializadas del ramo de la medicina, llegando a ser nombrado en 1952 Profesor Honorario de la Escuela de Medicina Legal de la Facultad de San Carlos.
En 1953 ascendió a General de Brigada, siendo destinado a la Jefatura de los Servicios Administrativos de la Dirección General del Instituto armado en Madrid.
En 1955 se celebró en Madrid la Exposición Nacional de Telecomunicación. La exposición contó, entre el material expuesto, con los documentos originales con los que se constituyó el Cuerpo de Telégrafos en nuestro país, así como los que ordenaron la instalación de las primeras líneas telegráficas por la Reina Isabel II, y el aparato telegráfico, modelo Hughes, con el que se transmitió el proceso de la ocupación de Alhucemas por el gobierno de Primo de Rivera, entre otros de interés histórico.
También se pudieron ver algunas novedades de la época, como los últimos modelos de aparatos telex presentados por una firma alemana, equipos de señalización ferroviaria con mando a distancia de señales y agujas; un equipo proyector de televisión sobre pantalla gigante; una instalación completa de mando a distancia por microondas que era capaz de gobernaba un barco. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas presentó el primer cerebro electrónico construido en España con el que se podían resolver complejos problemas de matemáticas en cuestión de minutos, un radar de 40 kw, receptores de radiodifusión, emisoras de campaña y algunos modelos de estaciones de radioaficionados construidas por ellos mismos e infinidad de equipos, accesorios y material suelto de electrónica construido en nuestro país. Hubo stands donde se mostraron magnetófonos, intercomunicadores telefónicos, radares de aplicación marítima, porcelanas para su uso en electrónica, etc. que dieron idea del desarrollo que había adquirido la industria nacional hasta aquel momento.
Entre las curiosidades que más llamó la atención de los visitantes fue el recinto que ocupó la Unión de Radioaficionados Españoles, en el interior del cual se instaló la estación EA4URE, que trabajó, durante el tiempo que duró la exposición, 40 países en fonía y 86 en telegrafía, transmitiendo en las bandas de 80, 40, 20, 15 y 10 metros, en las que se realizaron 734 QSO’s en total.
Una de los visitas más entrañables que debió tener la EA4URE fue, sin duda, la de José Blanco Novo. El encuentro entre una de las figuras más destacadas de la radioafición española de los primeros tiempos y quienes señalaban el nuevo rumbo de los amateurs de nuestro país debió estar cargado de una gran emotividad.
Pero la visita de Blanco Novo a la exposición, además del reencuentro con la radioafición, contó con otro gran aliciente para él, puesto que en la muestra se exhibió una de las primeras estaciones de radiotelegrafía que utilizó la Guardia Civil y que él mismo había construido en Santiago de Compostela en 1928, estando en servicio desde dicho año hasta 1948.
En 1957 Blanco Novo pasó a la reserva al cumplir la edad reglamentaria. Aficionado a la pesca, solía frecuentar el muelle de Candás, próximo a Gijón, donde residió hasta su fallecimiento en 1971.
Durante su carrera profesional en el Ejército Español y la Guardia Civil Blanco Novo recibió diversas distinciones y condecoraciones por sus destacados servicios, valor, humanidad y entrega a los demás, ganándose el afecto del pueblo y de muchas personas con las que se relacionó a lo largo de su vida.
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