Manuel Lago Bastos

 Manuel Lago Bastos

Alistado para el reemplazo de 1933 por el ayuntamiento de Vigo, era comerciante en Cangas de Morrazo.

En 1934 adquiere un receptor RCA en la tienda que Eugenio González de Haz tiene en la calle García Barbón, nº 14 de Vigo. Estos aparatos eran de gran calidad y permitían escuchar la radiodifusión en ondas largas y medias y también a los radioaficionados, que transmitían y aún lo hacen en onda corta. 

Es en esta época cuando, el también aficionado a la radioemisión, José Portela Seijo se traslada a Vigo como técnico de la RCA, cuya representación para toda Galicia acababa de obtener Eugenio González de Haz. En la calle García Barbón, 14 es donde González de Haz monta su negocio, siendo su primer empleado Manuel Gardeazábal Rivas, quien años después sería radioaficionado con indicativo EA1FY. Manuel, era un «hombre muy mañoso y con amplios conocimientos de radio». Eugenio González de Haz fuera compañero de estudios de su hermano Víctor Gardeazábal Rivas en el colegio de los Maristas de Vigo. Víctor Gardeazábal  también sería radioaficionado con indicativo EA1BJ en 1935, años antes de que lo fuera Manuel.

José Portela instala entonces su emisora de radio experimental en la RCA, García Barbón, 14 de Vigo y con la que llegaron a emitir durante dos días, tras lo cual tuvieron que dejar de hacerlo definitivamente por orden gubernativa.

Tienda RCA de Eugenio González de Haz en Vigo (1934)

Eran también representantes de RCA, en La Coruña, Antonio Docampo Lantres, aficionado la la radioemisión que utilizaba el indicativo provisional EAR-AD desde 1931;  y Enrique Vázquez Lescaille, que lo era en Pontevedra, donde utilizó primero los indicativos provisionales EAR-05, EAR-VL, EA1VL y luego el oficial EA1BL.

Manuel Lago se hace socio de la Unión de Radioemisores Españoles en junio de 1936 en Cangas de Morrazo, según quedó recogido en la revista URE nº 21 de junio 1936, pág. 32. Un mes después comienza la Guerra Civil y la radioafición permanece prohibida hasta 1949, puesto que tras el triste enfrentamiento fratricida español y cuando había esperanzas de que se restaurase la legalidad de la actividad amateur, estas se vieron truncadas con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Terminada esta, mientras otros países iban normalizando la actividad de esta afición, España aún tardó varios años en hacerlo.